Cuando es el momento del parto, cada mujer suele no tan solo tener preparada los utensilios necesarios para la visita al hospital; sino que el médico especialista a cargo ha estado almacenando toso tipo de datos durante los nueve meses de embarazo para que todo salga bien a la hora del parto. Aunque parezca que los bebés sean iguales, no es así, es mejor estar pendientes para cualquier inconveniente que pueda surgir, por ejemplo que el bebé no se encuentre en la posición correcta, que la madre no dilate lo necesario o que haya otros inconvenientes que requieran cesaría de emergencia. Cada parto es único en el mundo, y le puedes preguntar a cualquier madre que conozcas, posiblemente te cuente muchas historias o anécdotas, algunas graciosas y otras un poco tristes.
El bebé de la mujer británica Danielle Bodicoat estaba a tiempo, pero era considerado un “bebé muy grande” (en términos médicos se llama bebé macrosómico y comprende a todos aquellos bebés que su peso supera los 4,5 kilogramos), lo que podría producir varios factores de riesgo a tener en cuenta. Pero lo que nadie se esperaba era que al momento de nacer, el bebé se quedase atascado en el canal de parto debido a su gran tamaño.
Pero no era su primera vez al tener un bebé tan grande; sus primeros dos hijos pesaron 4,5 y 3,8 kilogramos, no podía pensar que su tercer hijo iba a superar los 5 kilogramos.
La mujer en una entreviste dijo: “Me hablaron que era un caso muy riesgoso, como la distocia de los hombros, pero nunca pensamos que los hombros del bebé se atascaran detrás del hueso púbico. Él bebé podría perder suministro de oxígeno demasiado rápido, y si se diera el caso, la sala donde era atendida se llenaría de médicos para sacar el bebé; aunque fuese complicado”
La mujer tuvo el parto 10 días más tarde, y sucedió lo que todos temían: el bebé se quedó atascado en el hueso púbico.
“Me asusté. Era justo lo que me habían dicho y nunca me había sucedido con mis otros hijos, por nunca pensaba que en este me pasaría”, recuerda Danielle, “Me alegró que me hubieran avisado de que podía pasar, porque así mantuve la calma. “Tenemos que sacar al bebé ahora mismo”, me decía la matrona, pero a estas alturas no podían sacarme de la piscina. Me sostenían en alto para mantener la cabeza de mi bebé fuera del agua y que no se ahogara”
Danielle, que había optado por un parto en el agua, hizo un esfuerzo sobrehumano para ayudar a su hijo a nacer.
“No creí que tuviera energías, pero estaba muy asustada de lo que podría suceder si no lo sacaba que ni siquiera habría sido necesitado que intervinieran. Apoyé mis codos en las barandas y empujé con mi mayor fuerza, era todo lo que me quedaba, hasta que en un momento salieron los hombros, y todo el equipo se preparó para la llegada de mi bebé. Cuando salieron los hombros, el resto del cuerpo salió sin ningún inconveniente, tenía un cordón umbilical muy largo que lo tenía alrededor del cuello y los hombros. Era una imagen terrible, estaba muy azul, con sus ojitos cerrados y al observar esto, la sala quedo en silencio”.
Por suerte los médicos actuaron de manera rápida y eficiente, logrando así reanimarlo, lo que Danielle cuenta que oyó su llanto del bebé segundos después.
“Al oír su llanto supe que todo había salido bien, me alivie en ese momento, me sacaron del agua y pude cargar a mi hijo por primera vez. Fue muy satisfactorio saber que aunque era demasiado grande, y no había sucedido según lo planeado, el parto salió mejor de lo que esperaba”.